Todos los sábados después del paseo por la Alameda, el papá de Rosalinda le compra siempre un helado de fresa por portarse bien, ella va corriendo al carrito de los helados de la "Porta Faxeira" y le dice al heladero, ¡hola, quiero un cucurucho de fresa, pero pequeño, que sólo tengo cuatro!. Cuatro años, ¡claro!
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